Ya en casa, durante la fiesta, esa semilla germinará y acabará bombardeando la “supuestamente” asentada vida familiar, a pesar de los esfuerzos de Laura por mantener la unión con y entre sus seres queridos.
Rodrigo, Emilio y Alicia, confortablemente acomodados en sus miedos, se verán abocados a revisar ciertos planteamientos que convertirán su plácido hogar en un campo de batalla, mientras Laura, se descubre capaz de su mayor heroicidad: atreverse a mirar desde la consciencia.