Se hacen presentes su ex marido, hermanos, hijos, amigos, colegas, vecinos, y de todos y cada uno de ellos Violeta tiene algo gracioso que acotar. El personaje no está triste, sino más bien siente curiosidad por lo que sigue. Reflexiona sobre las cosas que no llegó a hacer, sus asignaturas pendientes, lo cual resulta un llamado de atención para quienes aún están vivos y a tiempo para no postergar nada importante. El tono de esta comedia es liviano, pero no superficial. Genera risas, lágrimas y deja mucho material para pensar, ya que la muerte es una certeza ineludible, aunque nos hagamos los distraídos y no queramos reconocer que, tarde o temprano, nos va a tocar.