En "La conversación infinita" nadie tiene la última palabra ya que la última palabra en realidad es la pregunta por el “por qué”, esto es, la invitación a que la conversación nunca cese. Alejandro Dolina y Darío Sztajnszrajber se hacen preguntas, se cuentan relatos, se provocan mutuamente en la problematización de la existencia a través de reflexiones, humor y emoción.
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El título del encuentro está tomado de un libro de Maurice Blanchot donde uno de los temas que trabaja es la cuestión de la escritura. La conversación infinita es una propuesta escénica de escritura con el otro, o como dice Byung Chul Han en su último libro: “narrar es pensar”. Y pensar no es algo acartonado ni puramente analítico, sino una invitación a pasar aunque sea un rato de conmoción.