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Historia del Teatro
El 19 de noviembre de 1886 se inauguró el primer teatro de magnitud apto para las grandes veladas líricas. El teatro Politeama Olimpo, cuya arquitectura neoclásica se atribuye al uruguayo Carlos Zenhdorf, contó con la presencia del Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Dr. Carlos D' Amico.
Su inauguración consta del ofrecimiento de tres funciones por parte de una compañía italiana de Ópera contratada a tal fin por el empresario del evento, A Manterola. La primera es "El Barbero de Sevilla", de Gioacchino Rossini, dirigida por Nicolás Bassi, y con la presencia del tenor Roberto Stagno, la soprano Gemma Bellincioni, a la que siguen las puestas de "Rigoletto" y "Fausto" en los días consecutivos.
Durante varios años, el Olimpo funcionó como teatro, sala de baile y conciertos, donde se ofrecieron una serie de repertorios que alternan las óperas, operetas y los ballets de la esfera culta con zarzuelas y comedias destinadas a la diversión.
En 1897 la compañía circense Podestá-Scotti compró el inmueble en remate público y adaptó la estructura de la sala para convertirlo en teatro-circo, generando una especie de colectivo teatral que abarca múltiples funciones y se ajusta a las necesidades del repertorio ofrecido.
En el primer piso de la construcción, junto a la casa del Director y su familia, se instaló un hotel para alojar a las compañías procedentes del exterior o de Buenos Aires con su correspondiente restaurante, el cual comunicaba al vestíbulo del teatro por una arcada. En la planta baja de la sala, una serie de gradas dispuestas en forma de herradura rodeaban al picadero. El suelo fijo de la platea es reemplazado por un sistema movible para transformarlo en picadero o teatro, según corresponda a las necesidades del espectáculo en cartel.
En 1913 José Juan Podestá compró la parte del Teatro perteneciente a sus hermanos, Gerónimo, Juan Vicente y Pablo, y a su socio Alejandro Scotti. Así lo refleja en sus memorias “Medio Siglo de Farándula”: “El afán de toda mi vida fue tener un teatro propio; todos mis desvelos, mi trabajo y mis ahorros fueron esclavos de ese deseo.”
La familia Podestá, afianzados como una compañía de teatro, decidieron remodelar el edificio en su planta baja y así el Politeama Olimpo dejó su condición de teatro-circo para convertirse en una renovada sala de prosa. Sobre la arena del circo se construyó un nuevo piso con moderna y sofisticada tecnología. A través de seis criquets, accionados manualmente, se nivelaba a la altura del escenario. La orquesta se ubicaba en el foso y las butacas eran eliminadas, quedando libre una gran pista de baile.
Tras la remodelación, en 1920, José Juan resuelve cambiar el nombre del Teatro a “Coliseo Podestá”, en homenaje a su padre. Así el Coliseo concentró en su sala la evolución del desarrollo teatral local y permitió la entrada de los géneros nacionales al público local, así como el surgimiento de los autores platenses en la década del veinte.
El 5 de marzo de 1937 falleció José Juan Podestá. Algunos diarios de la época lo titularon de la siguiente manera:
“Ha muerto Pepe Podestá, el padre del teatro nacional y el creador de Juan Moreira”
(Diario Crítica, 6/03/1937)
“Murió Don José J. Podestá, el patriarca del teatro nacional”
(Diario El Mundo, 6/03/1937)
“Ha muerto Pepe Podestá, fundador de nuestro teatro”
(Diario La Razón, 6/03/1937)
“Falleció ayer en La Plata, el veterano actor don José J. Podestá”
(Diario La Prensa, 6/03/1937)
Luego de la muerte de José Juan, ante la imposibilidad de mantener el edificio, sus herederos deciden rentarlo a la empresa cinematográfica A.I.A. Esta estudió de inmediato numerosas reformas que eran imprescindibles para colocarlo dentro de las características modernas. Se adquirió un dispositivo moderno y se colocaron numerosos radiadores para la calefacción central además del cambio total del patio de plateas. Se dotó la sala de 750 butacas pullman que ofrecían el máximo de comodidad y se cambió totalmente el piso del mismo y las instalaciones de iluminación. En la ocasión de su reapertura se produjo el debut de la compañía de Ernesto Vilches.
En la década de 1960, la empresa Lavalle Hnos. renta el Teatro y decide llevar a cabo más modificaciones. Clausura el escenario y los camarines, recubre la pintura original con una capa de color gris, salvándose únicamente los frescos y la tela del cielorraso de la sala. Se remataron las butacas originales de la planta baja, omitiéndose las de las dos bandejas superiores. Por último, se agregaron sanitarios en la planta baja y primer piso sin respetar el estilo original.
Iniciada la década de 1970, el edificio es cerrado y quedó a merced del abandono, las filtraciones, la humedad ascendente y la total obsolescencia de sus instalaciones. En tal situación, más de una vez, se pensó en demolerlo.
Finalmente, el día 6 de abril de 1981 la Municipalidad de La Plata adquiere el inmueble por escritura efectuada ante el escribano Valentín Egusquiza, asentada en el Registro de la Propiedad (matrícula 136.902), siendo intendente el Dr. Alberto Tettamanti.
En mayo de 1983 y ante la amenaza de su demolición, la Comisión de Preservación del Patrimonio Municipal toma intervención iniciando el plan de preservación y puesta en valor del edificio, encuadrado en las pautas de las distintas cartas internacionales en referencia a la salvaguarda del patrimonio cultural de los pueblos.
El criterio de respeto por la autenticidad de diseño, la reversibilidad de las intervenciones contemporáneas, los materiales y la ejecución construyeron un un eje fundamental en la intervención. En tal sentido se respetó el original de 1886 y la remodelación de 1920.
El 19 de noviembre de 1986, para el centenario del Teatro, se produjo su reapertura definitiva. Comenzando esta nueva etapa en la cual los artistas regresan a pisar las tablas de este escenario. Algunos de ellos como China Zorrilla, Alfredo Alcón, Marcel Marceau, Lito Cruz, Cipe Lincovsky, Luis Alberto Spinetta.
En el año 2006, se realizó una nueva puesta en valor respetando los lineamientos de la Carta Internacional para la conservación y la restauración de los Monumentos y los Sitios (Carta de Venecia, 1964). Se destacó la restauración del cielorraso original de la sala, que fue pintado sobre una tela italiana por José Bouchet y una garganta que hace de marco a la misma, decorada con retratos vinculados al arte como Gioacchino Rossini, Friedrich Schiller, Johann Wolfgang von Goethe, Pedro Calderón de la Barca, Richard Wagner, William Shakespeare, Guiseppe Verdi, Moliére, Wolfgang Amadeus Mozart, Giacomo Meyebeer. Se modernizó la seguridad y equipamientos técnicos: telón de seguridad corta fuego, aro magnético para hipoacúsicos. El antiguo picadero o arena de circo había quedado oculto, tapado por el piso de la sala. Se recuperó practicando un túnel de acceso y mediante una excavación arqueológica quedó descubierto su valor.
En reconocimiento a su puesta en valor, en 2011, fue declarado Monumento Histórico Nacional.